Durante el siglo XIX, San Felipe se extendía con un pequeño caserío,
entre los márgenes del río Aconcagua por el sur y el
Estero San Francisco de Quilpué por el norte, con pequeñas
construcciones entre las que destacaba la iglesia de La Merced
y el castillo de los marqueses de Parrasía. Por el sur lo circundaban la
llamada sierra Colunquén y por el poniente los
Cerros del Alto Putaendo, conocidos como Bellavista y que tiene la
particularidad de ser la cadena de montañas más altas
De todas las cordilleras centrales de Chile (3.315 metros sobre el nivel
del mar).
Además de las construcciones, San Felipe se caracterizó por su activa
participación en la obtención de la
Independencia de nuestro país, la que mantuvo latente el deseo de
libertad y, con este objeto, conservó intacto el entusiasmo
por la causa patriota, ayudando con emisarios a preparar la prosecución
de la campaña interrumpida en el desastre de
Rancagua. Posteriormente en 1851, San Felipe vuelve a figurar como el
principal centro revolucionario en oposición al
Gobierno. En esta contienda civil los revolucionarios sanfelipeños
resistieron hasta el fin de los ataques de las tropas
gobiernistas, atrincherados en las cuatro esquinas de la Plaza de Armas
de la ciudad.
A fines de siglo XIX, San Felipe se comenzaba a perfilar finalmente como
una ciudad tranquila, pródiga en bellezas
Naturales, manteniendo una manifiesta supremacía principalmente en la
época en que fue capital de la provincia de
Aconcagua (incluía San Felipe y Los Andes).
Opinion: La ciudad originalmente era un perfecto cuadrilátero, delineado con seis
calles y dos avenidas de norte a sur y de
Oriente a poniente. Se levantaba en el centro de un inmenso y rico
valle, con un clima seco por excelencia con temperaturas
En verano sobre los 35 grados y en invierno hasta - 3° bajo cero y con
una altura sobre el nivel del mar de 690 metros, y con
Una población de 9.521 habitantes.
Yesenia Muñoz
La foto no es del teatro, si no mas bien parece ser del Palacio de la Hacienda de Quilpué
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