martes, 28 de agosto de 2012

Vida urbana en la cuenca del Aconcagua

San Felipe y Los Andes 


Vida urbana en la cuenca del Aconcagua
El territorio que comprende el curso superior de la cuenca del r铆o Aconcagua es una zona de gran fertilidad agr铆cola, por lo que tempranamente comenz贸 a atraer a colonos hispanos y criollos. As铆, el sistema de asentamientos en el valle del Aconcagua se estructur贸 en funci贸n de las haciendas cerealeras, que aprovechaban la disposici贸n de generosos suelos, abundante riego y la proximidad del puerto de Valpara铆so, desde donde acced铆an a los mercados del Per煤 y las regiones mineras en el sur de aquel virreinato.

Durante la mayor parte del per铆odo colonial, la poblaci贸n de la cuenca vivi贸 dispersa en el territorio; y la vida urbana s贸lo comenz贸 a partir de la pol铆tica de poblaciones impulsada por las autoridades hispanas desde inicios del siglo XVIII. La fundaci贸n de San Felipe, el 3 de agosto de 1740, fue la primera medida pr谩ctica del proyecto urbano impulsado por los reyes borbones sobre las posesiones de la Corona de Espa帽a en Am茅rica.

No obstante la gravitaci贸n de la agricultura, la regi贸n pose铆a otra importante actividad, cuyo influjo le permiti贸 diversificar su base econ贸mica. La presencia del camino internacional a Mendoza, a trav茅s de la cordillera de los Andes, posibilit贸 que en sus orillas aparecieran peque帽os puestos comerciales dedicados a prestar servicios a viajeros y caravanas. Asociados a estos baratillos y fondas, se fueron conformando posesiones agrarias de dimensiones mucho m谩s reducidas que las de las haciendas, donde predominaba el cultivo de vides, frutales y forraje. As铆, el intenso trajinar en torno a la ruta transcordillerana gener贸 las condiciones para que en abril de 1791, unos 25 kil贸metros al sur de San Felipe y cerca de una parroquia dedicada a la advocaci贸n de Santa Rosa de Viterbo, se fundara la villa de Los Andes.

La naturaleza de las actividades predominantes deline贸 un estilo de vida distinta en cada una de las dos ciudades. Mientras en San Felipe se impuso el tono se帽orial y conservador de las haciendas, a Los Andes el tr谩nsito de personas y bienes le otorg贸 un esp铆ritu liberal y distendido, m谩s parecido al de un puerto que al de una villa interior. A lo largo del siglo XIX estas caracter铆sticas se acentuaron, como consecuencia del auge cerealero que afianz贸 la posici贸n de las grandes tenencias territoriales y de la entrada en operaciones delFerrocarril Trasandino en 1910, que reforz贸 la demanda para el comercio y los servicios establecidos en Los Andes.

Hacia la tercera d茅cada del siglo XX, estas identidades diversas e incluso antag贸nicas se fueron diluyendo, ya que la declinaci贸n de la agricultura latifundista favoreci贸 la proliferaci贸n de la peque帽a y mediana propiedad en el sector de San Felipe, mientras que las oportunidades de comercializaci贸n en Los Andes permitieron la llegada de inversionistas interesados en capitalizar los predios ubicados en sus inmediaciones. As铆, tempranamente en relaci贸n a otras regiones chilenas, en la parte alta de la cuenca del Aconcagua surgi贸 un din谩mico sector agroindustrial dedicado a abastecer la floreciente demanda proveniente de los principales centros urbanos y enclaves mineros del pa铆s.

Alumna: Nadezhda Olate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario